De los 78 contagios por fiebre amarilla confirmados en el Tolima, hasta la fecha, 11 fueron reportados en el presente mes de mayo. De ahí que las autoridades hayan tomado decisiones y adoptado nuevas estrategias para combatir la mortal enfermedad, especialmente, en municipios del sur del Departamento.
Una de las mayores preocupaciones radica en el aumento de epizootias —muertes de primates no humanos; es decir, el equivalente en una epidemia en los humanos— que alertan sobre la expansión del virus. Hasta el momento se han registrado 31 episodios en municipios como Planadas, Villarrica, Purificación, Ataco, Chaparral y Rioblanco.
“Esta situación, de acuerdo con los informes de los expertos de la Secretaría de Salud del Departamento, supera la capacidad operativa del equipo de entomología; y en ese sentido, hemos solicitado apoyo técnico a la Universidad del Tolima y al Ministerio de Ambiente, así como a intensificar la labor de seguimiento a través de Cortolima. Los monos son nuestros centinelas naturales. Donde aparecen muertos, el virus ya está circulando. Debemos actuar con rapidez para evitar una mayor tragedia humana”, alertó la gobernadora Adriana Magali Matiz durante el Consejo Departamental de Gestión del Riesgo.
Según la mandataria, en respuesta se están bloqueando las veredas con presencia de epizootias y reforzando los cercos epidemiológicos en las zonas aledañas. También se implementará un modelo de vigilancia activa apoyado en la comunidad.
Hay que resaltar, que los municipios con mayor riesgo, como Ataco, serán priorizados en las jornadas intensivas de vacunación, que buscan frenar la propagación del virus antes de que se convierta en una emergencia nacional.
Finalmente, las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía para que acuda a los puntos de vacunación y reporten cualquier caso sospechoso, tanto en personas como en primates no humanos. La prevención, aseguran, es clave para contener esta amenaza.